Mi postura ante el Régimen Militar es muy polémica. Muchos me han culpado de pinochetista o de anticomunista radical, mientras yo lo niego rotundamente. ¿Anticomunista? Toda doctrina comunista no me desagrada y el término ''anticomunista'' se usa generalmente para definir a una persona autoritaria que no tolera absolutamente nada del comunismo, así prohibiéndolo y evitando su práctica. Si en todo caso fuera así:
OBVIAMENTE NO LO SOY, Y TENGO LA SUFICIENTE CONVICCIÓN COMO PARA SABER, QUE TAMPOCO LO SERÉ. ¿Pinochetista? Las ideas políticas de Pinochet son equiparables a las de Francisco Franco, Suharto o incluso, Salazar. Por ende, claramente, no.
PRÓLOGO:
Considero a Pinochet un dictador sanguinario y pútrido. Que en 1999 protesté a favor de su arresto en Londres y me opuse a su salida de la cárcel en 2000, por su ''estado de salud'', que todo fue una excusa barata para liberarlo. Durante su régimen, desparecieron miles de personas, otras, fueron torturadas y asesinadas. Muchas de ellas, por el servicio de inteligencia que tuvo entre 1974 y 1977, el DINA, cuyo dirigente (recientemente fallecido en agosto) Manuel Contreras, fue ''amiguete'' de Pinochet. Estas cosas me hacen pensar del régimen pinochetista: Qué asco, ¿no? Por estos meros hechos doy por resuelto el problema: NO SERÍA CAPAZ, NI DE BROMA, DE DAR APOYO AL RÉGIMEN DE PINOCHET. Pero, ¿la economía de Pinochet? El neoliberalismo, y tal. Nada más que añadir. Se sabe de sobras que detesto las dictaduras latinoamericanas que hubo en esos tiempos. Y una vez retornada la democracia, sigo detestando. Latinoamérica es como España en un solo continente. Ah no, que está Brasil, Guayana Francesa, Guyana y Surinam (no contando a los indígenas argentinos de Tierra de Fuego porque nos los cargamos a todos, jeje).